Poco a poco dejo de sentir el suelo, mis dedos ya sólo rozan el frío mármol, una suave caricía es lo único que me une con el suelo que me vió nacer, tantas cosas he tenido que renunciar para conseguirlo y al fin lo he logrado, estoy volando. Abajo queda ya un cuerpo doblado, frío e inmóvil, la poca humanidad que me quedaba y mis recuerdos. Vuelvo a ser libre...¿o no?
Bajo el cielo
bajo el cielo de...
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