Bajo el cielo

bajo el cielo de...

13 marzo 2003

Llovía triste sobre la calzada, lágrimas que caían por los tejados bañaban una ciudad oscura, sombría por la desesperación del único niño que allí vivía, 11 años de ignorancia y sin la más vana esperanza de salir de allí, dormía y soñaba con todas aquellas cosas que jamás tendría, con esos pequeños vínculos a la otra realidad que intuía, y pensaba que más allá de los adoquines de su vida habría un mundo salvaje, vivo y fútil como el viento.

Un dia David encontró una casa con las paredes de madera pintadas de un blanco desconchado, le inspiraba familiaridad por lo que se decidió a entrar, abrió una gran puerta que provocó un estruendo abrumador que llenó por un momento el vacío de aquella ciudad perdida. En el fondo una gran tabla que reflejaba un niño, un ser curioso que imitaba los movimientos de David. Éste sorprendido y asustado decidió acercarse, y empezó a correr para intentar alcanzar su mayor sueño, pero lo que no sabía es que aquella visión era su propio reflejo. El espejo roto y temblando cayó encima de aquel niño, asustado y dolido que vió por primera vez como su primer momento de compañia rasgaba con sangre su inocencia.

Juan ya no estaba solo, a su cádaver le acompañaban miles de niños mirando silenciosamente como su alma se escapaba.