Bajo el cielo

bajo el cielo de...

26 mayo 2003

Dos tiros, dos gritos sordos acompasados, bailando entre ellos y el tiempo pasaba tan despacio que me hice viejo de repente, notaba que me caía pero era el cielo quién me atraía no había dolor, sólo una dulzura enorme que me apresaba y me mareaba, mientras sonaba en mi mente de nuevo aquella canción, la del primer día, mientras Claudia se acercaba estrépitosamente hacía mí, llorando, gritándome mil veces que lo sentía, que jamás quiso haber disparado y que me quería. Sentí por fin que no estaba solo; mi mano me había perdonado.