Bajo el cielo

bajo el cielo de...

03 octubre 2003

Tímidamente todo desaparecía, pocos rastros quedaban ya de todas sus lágrimas que el viento seca precipitadamente, no había nada más que un deseo irrefrenable de seguir allí, viviendo, luchando por todo lo que anhelaba y qué estaba vez sentía con más fuerza.

Su reflejo en el agua hoy era distinto, rápido, menos difuso.