Bajo el cielo

bajo el cielo de...

19 agosto 2003

Ya sólo quedaba el tenúe resplandlor de la luna, allá nada más que una inmensidad de cádaveres dispuestos unos sobre otros, enturbiando el paisaje de aquella ladera, en la que el suelo era símplemente un barro formado de sangre y arena, de aquellos que combatieron allí, de los que lucharon por aquella tierra que ahora forma parte absoluta e indisoluble de los instersticios de su cuerpo. Ya no queda más que silencio y calma en la llanura silenciosa, en la que un día se oyó rugir el fragor de una batalla.